Cada mexicano consume siete kilos de este plástico al año; sólo se recicla 40%, revelan.
El reciclaje de 50 mil toneladas de Polietileno Tereftalato, conocido como PET, equivale a sembrar 300 mil árboles en una ciudad.
De acuerdo a la Asociación para Promover el Reciclado del PET (Aprepet), cada mexicano consume al año en promedio siete kilos de este plástico con el que se realizan las botellas y textiles. Esto significa que nuestro país desecha anualmente más de 780 millones de kilos de PET, el cual es 100% reciclable; sin embargo, a nivel nacional sólo 40% pasa por este proceso. En el Valle de México, la cifra sube a 60%.
Santiago García, gerente general de Aprepet, detalla que en la cultura para reutilizar este material se ha avanzado, pues hace cinco años sólo se reciclaba 18%.
“Aún estamos muy lejos de Alemania que tiene 93%, todavía tenemos mucho que hacer en la materia, hay que hacer conciencia para separar residuos que se puedan reciclar”, señala el especialista.
Además de la falta de cultura de reciclaje, una de las dificultades pasa por el tema fiscal, pues recientemente la Secretaría de Hacienda eliminó la deducibilidad en la compra de PET. “El pepenador no da facturas, antes había un mecanismo por el cual se podía deducir, pero ya lo quitó Hacienda, por eso los recicladores no pueden comprar a todos los pepenadores, o si les compran les cuesta mucho más caro porque no pueden deducir”, explica el especialista, quien apunta que este estímulo sí se brinda para otros sectores como la agricultura.
Salvar 300 mil árboles
En tres años, la planta Industria Mexicana de Reciclaje (Imer), ubicada en Toluca, Estado de México, procesó 50 mil toneladas de PET.
A casi siete años de entrar en operación, en 2012 el reto de esta fábrica es reciclar 20 mil toneladas de este material desechable.
Con un proceso de reciclaje desarrollado en Estados Unidos por el ingeniero mexicano Carlos Gutiérrez, desde 2006 a la fecha, esta planta ha reciclado más de 56 mil toneladas de este plástico, con las cuales se ha realizado una producción de más de seis millones de botellas.
En julio de 2005, cuando comenzó la operación de esta planta, la cultura de reciclaje era nula. Seis años después, en las instalaciones de Imer se han procesado más de 15 mil toneladas de PET, el equivalente a producir 470 millones de botellas de 600 mililitros.
De acuerdo con Juan José Jiménez Román, gerente de operaciones de Imer, la planta busca “transformar todos los residuos sólidos que nos llegan de rellenos sanitarios del DF, Edomex y otros estados, en la materia prima de nuevos envases, a través de estrictos procesos de calidad”.
Esta planta ha buscado impulsar también distintos programas para fomentar la cultura del reciclaje, principalmente en los niños, tanto del DF como del Edomex, consideradas como las dos entidades con mayor generación de residuos sólidos a nivel nacional.
Así buscaron hacerlo con el concurso “Yo sí reciclo”, donde la empresa convocó a 142 mil alumnos de 361 escuelas primarias y secundarias mexiquenses y capitalinas.
A final de cuentas, señala Jiménez Román, “serán ellos quienes nos pidan cuentas del mundo que les dejaremos”.
La Industria Mexicana de Reciclaje contó con una inversión inicial de 26 millones de pesos por parte de tres accionistas principales: Coca Cola México, Coca Cola FEMSA y ALPLA México, uno de los líderes mundiales en producción de botellas PET.
El proceso
El proceso inicia con la recepción de pacas que pueden contener desde 200 hasta 700 kilos de botellas.
Éstas pasan a un rompedor y a su vez, a un seleccionador que separa la basura, polvo y metales adheridos a los envases. Después, ingresan a un molino que convertirá el PET en una hojuela molida que se lava en seco y se somete a un proceso químico para remover contaminantes y limpiar el producto “superficialmente”.
El plástico molido es transportado a una pequeña tolva, en la que se adiciona un agente químico para premezclar antes de la entrada al reactor descontaminador “Kilm”. Luego, entra a un horno que alcanza temperaturas de hasta 400 grados centígrados, con el fin de descontaminar la hojuela, y enseguida se transporta a un silo del almacenamiento.
La hojuela pasa por otro proceso de limpieza en turbolavadores que separarán todos los contaminantes; el siguiente paso es un sistema de separación por color, en el cual se dividen las partículas de PVC, PET con aditivos y PET de color.
Finalmente, se remueven las partículas ferrosas y polvo, y a través de un cajón magnético, la hojuela es llevada hacia silos de almacenamiento para verificar su calidad.
Una vez que el PET es aprobado, se traslada a una tolva de carga para la elaboración de nuevos envases.